Paisaje Cero nos invita a mirar el mundo con la mente limpia. Este libro es una síntesis inusual de creacionismo y de larismo y que serenamente nos sorprende.
Palominos nos envía bellísimas postales de un reino que parece trasladar el Monte Fujiyama a los valles de un país propio y recuperado gracias a la magia del poema. Se trata de postales precisas de un mundo no tocado por el trabajo destructivo del homo sapiens y donde el hablante muestra antes que designa.
“La cerilla del alba / enciende la hoguera / del día: / En la ventana / la escarcha / se disipa.”
Poemas sobre una naturaleza perdida y, por lo mismo, imaginada en una secuencia donde el paso de las estaciones guía el tránsito del lector. En ese sentido, un libro sobre los ritmos del tiempo, tal como estos se muestran en la vida del paisaje.”