Magnífica cartografía de la literatura drogada en América Latina durante un periodo de cincuenta años, en la que podremos descubrir la compleja relación entre droga, experiencia y escritura.
En el extenso estudio introductorio, Álvaro Contreras y Julio Ramos abordan los persistentes vínculos entre literatura y droga bajo un cambiante régimen biopolítico encaminado ya al prohibicionismo. La selección propicia la relectura de un amplio archivo de textos, documentos y materialidades, producido a finales del siglo XIX y principios del XX, entre los que destacan escritos de Rubén Darío, José Martí, José Asunción Silva, Manuel Gutiérrez Nájera, Teresa Wilms Montt, Amado Nervo y José de Diego Padró, entre otros.
En las palabras de la filósofa Alejandra Castillo, “Farmacopea literaria latinoamericana vuelve al archivo literario de mediados del siglo XIX y de comienzos del XX para narrar el cuerpo latinoamericano desde el objeto ambiguo de la “droga”. En tal sentido, la literatura drogada es propuesta como un dispositivo bio (psico) político y zona de gobierno de los cuerpos, pero, al mismo tiempo, como un régimen de alteración sexual y estética. En esa duplicidad, la droga es higiene, medicina y criminología, pero también margen de experimentación y horizonte de alteración escrituraria, subjetiva y corporal. En ese exceso o salida de marco es donde se sitúa este extraordinario archivo farmacológico de la literatura latinoamericana”.