Mili Rodríguez
Cora 1931 está basada en hechos reales, entre 1920 y 1931 se abre un espacio inédito para las primeras profesionales de Chile. Es un paréntesis en el tiempo. Las mujeres no tenían derecho a voto y los maridos se convertían en dueños de sus bienes desde el momento de su matrimonio. Solo algunas, especialmente las mujeres descendientes de las olas migratorias europeas del siglo XIX se atrevieron a estudiar una carrera universitaria.
Sin embargo, la tragedia sobrevuela esta historia. En enero de 1931, tres disparos en la Escuela de Enfermeras de la Universidad de Chile revelaron un crimen que sacudió a la sociedad chilena; el médico Alfredo Demaria había asesinado a tiros a su colega Cora Mayers Glehy.
Cora no solo se había atrevido a ir a la universidad, al mundo profesional regido por los hombres, sino que también a ejercer la medicina en Lota, un mundo impactante, totalmente ajeno al extremo lujo de su familia. Lota es el lugar de la esclavitud, la tuberculosis, los prostíbulos. Son las horribles minas de carbón y sus víctimas.
“La vida personal es política” -ha escrito Kate Millet- y la literatura es la historia privada de las naciones. Irene Padilla escribe sobre los amores prohibidos, el sexo, la pasión y la violencia de una época, porque el amante no resiste perder el control, y los femicidios, hasta fines del siglo XX se llamaban crímenes pasionales.
Simplemente el precio era alto, a pesar de su genialidad y sus títulos, las profesionales son las otras, las que se atreven a desobedecer. Mientras la mayor parte de las mujeres destinadas a ser esposas ocultan el desamor, el autoritarismo, las infidelidades y el hielo: para ellas, el viaje de regreso tampoco es posible.
Esta historia es un rescate, una denuncia, una rebelión. Cora 1931 es una novela vibrante; tiene la locura y la emoción de las verdaderas novelas.
Irene Padilla Arriagada (Santiago, 1981) es periodista de la Universidad de Chile y en su primera novela, “Cartas al mar” (Planeta, 2022) la protagonista es la madre de Bernardo O´Higgins.
Irene Padilla tiene una increíble capacidad para construir historias y darles vida a sus personajes. La conmovedora historia de Cora Mayers es una fina muestra de ello -escribe Carla Guelfenbein-.