Así comienzo esta lectura de EN REVERSA de Freddy Araneda Osses, Ed. Cuarto Propio, Chile, 2019; con la imagen final del libro, la que creo, sintetiza icónicamente el contenido crítico-social que está presente como palabra y memoria, imagen y presente, a través de todo su recorrido.
Pero este énfasis puede ser, en este caso, solo una táctica, un material de construcción a narrar; un pretexto de escritura que actúa como soporte para indagar en más amplias y diversas experiencias del habitar en el hoy. Así se va enhebrando la historia de Chile, su quiebre y la quiebra en términos de mirada, con relaciones cotidianas de afectos y necesidades personales, en un parpadeo en que el paisaje externo y sus ruidos, se ven reflejados como efectos y resultados en el interior de la voz de Andrés, el personaje atópico, el único personaje; de algún modo el que somos, solos en medio de todo. Los nombres, las situaciones y lugares que lo rodean, son medios o vehículos articulados que permiten la puesta en escena de este discurso crítico, transparentemente político y actual.
Aquí tal vez radica, emerge y se hace evidente la particularidad de EN REVERSA de Freddy Araneda Osses, porque a partir de la acción narrativa, lo contado a fin de cuentas, se generan otras instancias paralelas, algo así como representaciones teatrales fugaces, donde los personajes invitados operan como portadores de análisis, profundidad y significado, arriba del escenario. En esos momentos, la novela se proyecta a sí misma como en una pantalla de televisión, durante un programa donde estas voces que toman café, son los participantes y panelistas. Sin duda un excelente instrumento, recurso y estrategia de montaje.
EN REVERSA, mezcla ficción y actualidad explícita, recurriendo a diversos registros que generalmente no se encuentran, que nunca viajan juntos en el mismo vagón del Metro: actuación, escenario, planos, narración y diálogos; articulados para así alcanzar mayor contundencia formal y expresiva.
Otra consecuencia estética de la lectura de este sólido libro, es la permanente sensación de carencia y traición; eso que siempre está ausente, inconcluso, adeudado y faltante; subrepticio tanto en el imaginario íntimo como en el público.
Por otra parte su evidente contenido político y su presencia temática a través de toda la novela, nos señala y expone el egoísmo, la indiferencia, la soledad como posesión y un futuro poco prometedor, si no inexistente. Propalando el fracaso de los grandes relatos, los proyectos colectivos y las promesas.
Ya hacia el final de sus páginas, el autor nos vuelve a desviar del camino, instalando ante el lector una nueva tonalidad, un nuevo registro del cual valerse para enriquecer, sorprender e inyectar mayor goce y dinamismo a la lectura, igual que ese último músico que se integra a la orquesta, ignora la partitura y lo cambia todo. Me refiero a ese melancólico gesto discursivo que en su recorrido hace un viraje hacia el comic; ahí donde se entrecruzan las historietas de guerra, la caricatura y el gran chiste Patrio.
En los ojos un viaje, un texto siempre en movimiento; porque el desplazamiento es la forma, contenido y funcionamiento mismo de este libro.
Para quienes habitan la realidad como interpretación y constante movimiento, esta Escritura, por sus singularidades y características, se podría representar mediante la imagen de un vehículo público textual en circulación; donde las voces y personajes abordo, podrían leerse entonces, como pasajeros transitando y transitados por la ciudad en Modo Escenario, extrañando un país que nunca fue, por una calle de doble sentido llamada “tiempo”. Inhalando cada mañana, dentro y fuera del libro, incertidumbre y frío. Posando incrédulos para una selfie generacional, pero en negativos; registro y metáfora acertada del fracaso de un modelo que nos muestra, que la palanca de los cambios prometidos… se sigue manejando EN REVERSA.
Fuente: Revista La Piraña por Víctor Hugo Díaz
Narrativa