Marcelo Rioseco, poeta chileno. En 1994,su libro Ludovicos o la aristocracia del universo (Editorial Universitaria, 1995) ganó el prestigioso Premio de poesía “Revista de libros”, otorgado por el Diario El Mercurio en Santiago de Chile. A lo largo de su carrera literaria, ha publicado los libros de poesía: Espejo de enemigos (Ugbar Editores, 2010), 2323 Stratford Ave. (Ugbar Editores, 2012) y La vida doméstica (Editorial Cuarto Propio, 2016), este último galardonado con el “Premio Academia” otorgado por la Academia Chilena de la Lengua al mejor libro del año. Su últimolibro de poesía, Olivia en los suburbios (2020), fue publicado en España por la editorial Valparaíso Ediciones. Como ensayista, Marcelo Rioseco ha publicado: Maquinarias deconstructivas: Poesía y juego en Juan Luis Martínez, Diego Maqueira y Rodrigo Lira (Editorial Cuarto Propio,2014), un completo ensayo sobre la Neovanguardia chilena.
Entre los años 2000-2002 fue editor del periódico de poesía en serie, Noreste. La vida peligrosa. Ha conducido programas de radio en Chile y Estados Unidos. También fue asesor creativo del programa de entrevistas La belleza de pensar. Actualmente Marcelo Rioseco es el Editor General de la revista de literatura latinoamericana Latin American Literature Today (LALT), publicada tanto en inglés como en español por la Universidad de Oklahoma en Estados Unidos. En 2021, LALT recibió el premio “Whiting Literary Magazine Prize” como la mejor revista de literatura digital del año en Estados Unidos.
MIDORI & EL 18-O
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Midori de Marcelo Rioseco es un verdadero acontecimiento poético en lengua española.
Escrito en una lengua que ya no es la que era, sino en una que será, y que tiene los actos de habla propios de los antiguos profetas, la música latinoamericana de un sin nombre ni rostro, de un “ángel loco y de sus soldados de terciopelo” que bajan desde el norte continental a Santiago de Chile, para confrontarse con la patria, en tour apocalíptico, pasando por ciudades dolientes y violentadas, imprimiendo huellas de sus fantasmagorías y dejando la gracia del parentesco irresuelto. Es en esto en lo que está radicado su gran mérito y en abrirles a los jóvenes de toda edad un verso que se auto cura de la metástasis amarga del tiempo ido y de las serpientes del presente violento, drogo y transmigratorio.
Hay que celebrar el altruismo verbal y la valentía del poeta, y mucho más esta novela distópica, escrita en poemas que se instala vociferante y mordaz en la calle, con el telón de fondo-ahora una gigantografía in motion, o, mejor dicho ya y al día, una Sphere tipo Las Vegas, donde se proyectan nuestros pecados como constelaciones alucinadas y algo del amor a Dios y al prójimo que no hemos sabido vivir con la dignidad requerida para el caso de nuestra azarosa y condenada existencia-, con el lienzo de un Bosco casi en animé de esa “inmensa memoria del mundo / y sus laberintos de azufre y odio”; un relato que se posiciona en un escenario al que sube esa dramatis persona que parece ser una especie de Chatbot que responde a los prompts airados del poeta, a quien “Sobre un pantanal de muertos / la tropa chilena [le] pidió escribir esta historia / a condición de seguir vivo lejos de estos parajes sin historia”.
Esta Midori, una ópera panketa sudacamericana de Rioseco, ya se la leía en ciernes en su Ludovicos… (1995), y este ahora ha sido remozado en su épica celeste por esta enemiga declarada de la tropa chilena.
Luis Correa-Díaz
University of Georgia