Los abajo firmantes, integrantes de la Sociedad de Derechos de las Letras, SADEL , expresamos nuestra preocupación y malestar por la renuencia de importantes universidades a reconocer los derechos de autor de los escritores chilenos por el uso de sus obras en el proceso de enseñanza, amparados en la facilidad que actualmente les otorga la tecnología.
Sadel es una Entidad de Gestión de Propiedad Intelectual, corporación sin fines de lucro, que reúne a los autores de obras publicadas y a sus editoriales, para gestionar colectivamente el pago de los derechos de autor que les pertenecen. En particular, buscamos dicho reconocimiento sobre las obras fotocopiadas y/o distribuidas digital y masivamente por las universidades, entre otras instituciones. Nos alegramos de que el avance tecnológico facilite la difusión de nuestras creaciones, pero nos oponemos a que ese progreso se use como argumento para escamotear nuestros derechos.
El avance tecnológico también permite formas expeditas de remunerar el trabajo de los autores, por la vía de firmar licencias colectivas, como ya hemos suscrito con la Universidad Central y la Universidad Alberto Hurtado, que gracias a ellas usarán las obras de forma legítima y de acuerdo con las leyes y tratados internacionales que protegen los derechos de autor.
Sin embargo, otros planteles, en los cuales hemos comprobado que las obras protegidas se copian masivamente, en vez de firmar esta licencia -que es corriente en los países desarrollados y democráticos- han preferido iniciar costosos juicios para negar la existencia de nuestros derechos. Entre ellas, la Universidad Autónoma y la Universidad Santo Tomás.
A través de esta declaración pública, queremos informar de estos hechos a los estudiantes, profesores y a la comunidad en general, pues nos parece que un país que debate sobre la importancia y calidad de la educación, no puede avanzar a costa de la precarización de sus creadores e intelectuales.