El suave roce de un ala, de Carmen Fulle

Mili Rodríguez


Camila y Mirjam se enamoran en una fiesta de la embajada holandesa, es uno de esos amores urgentes, que arrasan con todo. “Yo creía que a mí me gustaban los hombres”, dice Mirjam. Ella es holandesa y diplomática y Camila una notable fotógrafa chilena. Son los férreos años 80 en Chile. La dictadura es una nube torrencial que sobrevuela el fondo de este relato centrado en dos jóvenes que desafían las prohibiciones del mundo.

Demasiado pronto, después de Santiago, el destino diplomático de Mirjam cambia, y debe partir a Colombo, Sri Lanka. Camila lo vende todo, menos su cámara fotográfica, para seguirla.

La novela funciona también como un diario de viaje. Sri Lanka, el antiguo Ceilán, es la puerta del Oriente y Colombo la ciudad donde en los años 20 Pablo Neruda -y sus enormes contradicciones-, era el joven cónsul que se fotografiaba frente al Océano Índico con su perro y su pequeña mangosta amaestrada.

En la novela El suave roce de un ala, la autora y fotógrafa Carmen Fulle está la extrema pobreza oriental que se oculta detrás de las postales, pero también los saris de seda, las suaves ceremonias y los resplandecientes templos budistas. Recorren las calles en taxi-motos llamados treewheeler. En un viaje desde Colombo a la India antes de la llegada del monzón -que trae vientos fabulosos y lluvias torrenciales- llegan al Ganges, el río sagrado donde ciertos días se confunden las castas y las clases sociales en un espectáculo infinito de color donde predomina el azafrán.

Camila lo fotografía todo. Los muertos invisibles flotando en el río, las promesas de cientos de miles de hindúes, la terrible y bella multitud donde sobresalen los hombres grises, pintados con la ceniza de las piras sacrificiales.

Se supone que no se puede escribir la felicidad o que los seres felices no tienen historia; la tristeza suele ser más literaria. Pero en la misma felicidad está el reverso, la posibilidad, la amenaza. Camila obtura las imágenes de un mundo maximalista. Los gigantescos Budas de piedra, las peligrosas carreteras, los hoteles raros, el Taj Mahal y el paso de 200 elefantes. “Camila no sabía lo que iba a pasar, pero estaba dispuesta a averiguarlo”.


Carmen Fulle es premiada fotógrafa de moda y publicidad y ha escrito y publicado en reconocidos medios periodísticos artículos sobre sus viajes por el mundo. Recibió la UNESCO International Fund for the Promotion of Culture, en 1984. Entre otros numerosos reconocimientos obtuvo el Premio Gran Salón Latinoamericano de Fotografía Publicitaria Fotop, PUC 1992, y publicó parte de su obra fotográfica en el libro “Halos”, en 2016. 

Editorial Cuarto Propio 2025

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